sábado, 31 de julio de 2021

Cómo 17 es igual a 49,6. Las asombrosas mujeres que se multiplican.

 

 O texto a continuación é unha traducción ao castelán do artigo: Preme aquí para ver o artigo orixinal en inglés


 

Cómo 17 es igual a 49,6

Las asombrosas mujeres que se multiplican

Cuando un grupo social ha estado subrepresentado durante mucho tiempo, un aumento en la representación, por pequeño que sea, puede percibirse de manera subjetiva como un exceso de representación.

A principios de junio, el podcast de How Stuff Works “Cosas que te perdiste en la clase de historia” fue acusado, una vez más, de lo que aparentemente era un sesgo obvio: el programa, al parecer, está centrado en las mujeres. El último oyente en notar esto, sugirió que los anfitriones cambiaran el nombre a “cosas que te perdiste en la clase de historia principalmente sobre mujeres”.

“Harta” de “recibir básicamente el mismo correo electrónico”, junto con tweets, comentarios en Facebook y reseñas de una estrella afirmando que tenían esa inclinación femenina, la copresentadora del podcast, Tracy V. Wilson, fue a los archivos. Lo que encontró fue esto: desde marzo de 2013 hasta ese momento, el 21 % de los episodios había presentado a mujeres, el 34 % había presentado sujetos “sin género” (la sociedad de sordos en Martha´s Vineyard, por ejemplo) y el 45 % había presentado a hombres.

Una percepción errónea tan fundamental y compartida podría resultar más sorprendente si no estuviera tan bien documentada. Tanto la investigación científica como la verificación periodística de hechos han revelado una extraña tendencia en la población a sobreestimar la presencia femenina.

El fenómeno no es específico de los hombres. En 2015, los investigadores pidieron a casi 1.800 ejecutivos, tanto hombres como mujeres, que estimaran el porcentaje de mujeres entre los directores ejecutivos de la CEO de grandes empresas. Los hombres, de media, dijeron 25, las mujeres dijeron 21 y, según los autores del estudio, la respuesta era 8.

Las mujeres ni siquiera son el sexo más hablador. La mayoría de los estudios sobre el tema encuentran que los hombres son los que más hablan. Y cuando las mujeres ocupan el 50 % del tiempo de conversación, a menudo se las considera dominantes en la discusión.

“Creo que es un simple error cognitivo”, dice Virginia Valian, profesora distinguida en psicología y lingüística en Hunter College y el CUNY Graduate Center.

“¿Por qué los académicos piensan que hay tantas mujeres en la Academia? En el comedor de la facultad no había mujeres. Si ahora hay cuatro, parece tremendo”, escribe Valian en un correo electrónico.

Una “normalidad” distorsionada.

Según Valian, es el resultado natural de la exclusión durante largo tiempo. “Cuando un grupo está subrepresentado (como los negros en el teatro) la gente llega a tomar esa subrepresentación como la norma”, escribe Valian. “Luego, cuando un par de negros consiguen un papel, parece que el escenario del teatro está lleno de negros. Ha aumentado drásticamente, por supuesto, porque había muy pocos al principio”.

El fenómeno destaca en las películas. En 2013, un estudio encargado por el Instituto Geena Davis sobre el género en los medios, examinó las 120 películas más taquilleras estrenadas entre 2010 y 2013. El estudio, realizado por la Dra. Stacy L. Simth y el equipo de la Universidad del Sur de California, encontró algunos problemas con el realismo de la proporción de género. Las mujeres constituían aproximadamente el 23 % de la “fuerza laboral” media y aproximadamente el 30 % de todos los personajes que hablaban o que eran nombrados. Un estudio anterior del grupo encontró que las mujeres constituían el 17 % de los extras que participan en las películas que no son infantiles.

Como referencia, las mujeres eran el 49,6 % de la población mundial y el 39,6 % de la fuerza laboral mundial en 2014, según el Banco Mundial. Es casi el 50 % en EE.UU.

La subrepresentación crónica también puede hacer que un grupo parezca más influyente. El periodista Robert Lipsyte, comentó que la ficción para jóvenes tiene una “huella abrumadoramente femenina”. En el ensayo del New York Times de 2011 “Los niños y la lectura: ¿hay alguna esperanza?, Lipsyte argumentaba que los niños leerían más si estuvieran mejor representados en la literatura infantil.

En 2011, lo que la Organización Internacional de Científicas Sociales llama “el estudio más completo de libros para niños del siglo XX jamás realizado en los Estados Unidos” encontró que la mayoría de los personajes principales de la literatura infantil son hombres, incluso cuando son animales, dos tercios de todos los personajes centrales son hombres, y un personaje que aparecen en un título tiene el doble de probabilidades de ser masculino.

Valian recientemente fue testigo de primera mano, de una percepción similar. Un colega “comentó que los premiso Mac Arthur fueron desproporcionados a favor de las mujeres y las minorías”, relata. Así que buscó a los ganadores de 2015. “De las 24 personas, 9 eran mujeres, de las cuales 2 pertenecían a alguna minoría y 6 eran hombres pertenecientes a alguna minoría”, relata Valian. “Así que, solo el 38 % eran mujeres y el 33 % formaban parte de alguna minoría (contando las 2 mujeres mencionadas); mientras que el 38 % eran hombres blancos”. Los premios de la fundación Mac Arthur son globales. En términos de proporcionalidad, son un robo a mujeres y a hombres no blancos.

El 17 %

Geena Davis, por ejemplo, culpa a Hollywood. En 2013 comentaba: “Mi teoría es que como cuando estás creciendo, todo lo que ves es este gran desequilibrio (que las películas que ves son de, digamos 5 a 1, en lo que respecta a la presencia femenina) eso es lo que te acostumbras a ver como lo normal. Pensemos en los distintos segmentos de sociedad que aparecen en las películas: el 17 % de los cirujanos cardíacos son mujeres; el 17% de los profesores titulares son mujeres. Sigue y sigue. ¿Y no es extraño que ese sea también el porcentaje de mujeres en las escenas de multitudes en las películas? ¿Y si en realidad estamos entrenando a la gente para que vea esa proporción como normal para que cuando sean adultos no se den cuenta?”.

Un sentido distorsionado de la proporción de mujeres y, por lo tanto, su distribución razonable de tiempo y espacio, podría ayudar a explicar cómo las mujeres pueden parecer tener casi cinco veces el número de puestos de directoras ejecutivas que ocupan, y cómo una multitud con sólo un 17% de mujeres puede parecer que responde fielmente a la proporción en la vida real.

También puede arrojar luz sobre cómo un podcast con una lista de temas predominantemente masculina, puede recibir tantos correos electrónicos que alegan sesgo de contenido femenino como para que una presentadora se tome el tiempo para realizar un análisis estadístico de tres años de programas completo con gráficos circulares, solo para poder rebatirlo.

Nota: este artículo se actualizó en junio de 2016. El artículo originalmente atribuyó el estudio de 2013 al Instituto Geena Davis sobre Género en los medios. En realidad, el instituto encargó el estudio, pero el estudio fue realizado por la Dra. Stacy L. Smith, Marc Choueiti y la Dra. Datherine Pieper de la Escuela de comunicación y Periodismo de Annenberg de la Universidad Sur de California.

Como 17 es igual a 49,6. Las asombrosas mujeres que se multiplican

 O texto a continuación é unha traducción ao castelán do artigo: Preme aquí para ver o artigo orixinal en inglés


 

Cómo 17 es igual a 49,6

Las asombrosas mujeres que se multiplican

Cuando un grupo social ha estado subrepresentado durante mucho tiempo, un aumento en la representación, por pequeño que sea, puede percibirse de manera subjetiva como un exceso de representación.

A principios de junio, el podcast de How Stuff Works “Cosas que te perdiste en la clase de historia” fue acusado, una vez más, de lo que aparentemente era un sesgo obvio: el programa, al parecer, está centrado en las mujeres. El último oyente en notar esto, sugirió que los anfitriones cambiaran el nombre a “cosas que te perdiste en la clase de historia principalmente sobre mujeres”.

“Harta” de “recibir básicamente el mismo correo electrónico”, junto con tweets, comentarios en Facebook y reseñas de una estrella afirmando que tenían esa inclinación femenina, la copresentadora del podcast, Tracy V. Wilson, fue a los archivos. Lo que encontró fue esto: desde marzo de 2013 hasta ese momento, el 21 % de los episodios había presentado a mujeres, el 34 % había presentado sujetos “sin género” (la sociedad de sordos en Martha´s Vineyard, por ejemplo) y el 45 % había presentado a hombres.

Una percepción errónea tan fundamental y compartida podría resultar más sorprendente si no estuviera tan bien documentada. Tanto la investigación científica como la verificación periodística de hechos han revelado una extraña tendencia en la población a sobreestimar la presencia femenina.

El fenómeno no es específico de los hombres. En 2015, los investigadores pidieron a casi 1.800 ejecutivos, tanto hombres como mujeres, que estimaran el porcentaje de mujeres entre los directores ejecutivos de la CEO de grandes empresas. Los hombres, de media, dijeron 25, las mujeres dijeron 21 y, según los autores del estudio, la respuesta era 8.

Las mujeres ni siquiera son el sexo más hablador. La mayoría de los estudios sobre el tema encuentran que los hombres son los que más hablan. Y cuando las mujeres ocupan el 50 % del tiempo de conversación, a menudo se las considera dominantes en la discusión.

“Creo que es un simple error cognitivo”, dice Virginia Valian, profesora distinguida en psicología y lingüística en Hunter College y el CUNY Graduate Center.

“¿Por qué los académicos piensan que hay tantas mujeres en la Academia? En el comedor de la facultad no había mujeres. Si ahora hay cuatro, parece tremendo”, escribe Valian en un correo electrónico.

Una “normalidad” distorsionada.

Según Valian, es el resultado natural de la exclusión durante largo tiempo. “Cuando un grupo está subrepresentado (como los negros en el teatro) la gente llega a tomar esa subrepresentación como la norma”, escribe Valian. “Luego, cuando un par de negros consiguen un papel, parece que el escenario del teatro está lleno de negros. Ha aumentado drásticamente, por supuesto, porque había muy pocos al principio”.

El fenómeno destaca en las películas. En 2013, un estudio encargado por el Instituto Geena Davis sobre el género en los medios, examinó las 120 películas más taquilleras estrenadas entre 2010 y 2013. El estudio, realizado por la Dra. Stacy L. Simth y el equipo de la Universidad del Sur de California, encontró algunos problemas con el realismo de la proporción de género. Las mujeres constituían aproximadamente el 23 % de la “fuerza laboral” media y aproximadamente el 30 % de todos los personajes que hablaban o que eran nombrados. Un estudio anterior del grupo encontró que las mujeres constituían el 17 % de los extras que participan en las películas que no son infantiles.

Como referencia, las mujeres eran el 49,6 % de la población mundial y el 39,6 % de la fuerza laboral mundial en 2014, según el Banco Mundial. Es casi el 50 % en EE.UU.

La subrepresentación crónica también puede hacer que un grupo parezca más influyente. El periodista Robert Lipsyte, comentó que la ficción para jóvenes tiene una “huella abrumadoramente femenina”. En el ensayo del New York Times de 2011 “Los niños y la lectura: ¿hay alguna esperanza?, Lipsyte argumentaba que los niños leerían más si estuvieran mejor representados en la literatura infantil.

En 2011, lo que la Organización Internacional de Científicas Sociales llama “el estudio más completo de libros para niños del siglo XX jamás realizado en los Estados Unidos” encontró que la mayoría de los personajes principales de la literatura infantil son hombres, incluso cuando son animales, dos tercios de todos los personajes centrales son hombres, y un personaje que aparecen en un título tiene el doble de probabilidades de ser masculino.

Valian recientemente fue testigo de primera mano, de una percepción similar. Un colega “comentó que los premiso Mac Arthur fueron desproporcionados a favor de las mujeres y las minorías”, relata. Así que buscó a los ganadores de 2015. “De las 24 personas, 9 eran mujeres, de las cuales 2 pertenecían a alguna minoría y 6 eran hombres pertenecientes a alguna minoría”, relata Valian. “Así que, solo el 38 % eran mujeres y el 33 % formaban parte de alguna minoría (contando las 2 mujeres mencionadas); mientras que el 38 % eran hombres blancos”. Los premios de la fundación Mac Arthur son globales. En términos de proporcionalidad, son un robo a mujeres y a hombres no blancos.

El 17 %

Geena Davis, por ejemplo, culpa a Hollywood. En 2013 comentaba: “Mi teoría es que como cuando estás creciendo, todo lo que ves es este gran desequilibrio (que las películas que ves son de, digamos 5 a 1, en lo que respecta a la presencia femenina) eso es lo que te acostumbras a ver como lo normal. Pensemos en los distintos segmentos de sociedad que aparecen en las películas: el 17 % de los cirujanos cardíacos son mujeres; el 17% de los profesores titulares son mujeres. Sigue y sigue. ¿Y no es extraño que ese sea también el porcentaje de mujeres en las escenas de multitudes en las películas? ¿Y si en realidad estamos entrenando a la gente para que vea esa proporción como normal para que cuando sean adultos no se den cuenta?”.

Un sentido distorsionado de la proporción de mujeres y, por lo tanto, su distribución razonable de tiempo y espacio, podría ayudar a explicar cómo las mujeres pueden parecer tener casi cinco veces el número de puestos de directoras ejecutivas que ocupan, y cómo una multitud con sólo un 17% de mujeres puede parecer que responde fielmente a la proporción en la vida real.

También puede arrojar luz sobre cómo un podcast con una lista de temas predominantemente masculina, puede recibir tantos correos electrónicos que alegan sesgo de contenido femenino como para que una presentadora se tome el tiempo para realizar un análisis estadístico de tres años de programas completo con gráficos circulares, solo para poder rebatirlo.

Nota: este artículo se actualizó en junio de 2016. El artículo originalmente atribuyó el estudio de 2013 al Instituto Geena Davis sobre Género en los medios. En realidad, el instituto encargó el estudio, pero el estudio fue realizado por la Dra. Stacy L. Smith, Marc Choueiti y la Dra. Datherine Pieper de la Escuela de comunicación y Periodismo de Annenberg de la Universidad Sur de California.